Pacientes más graves, la mayoría intubados, puede tener que soportar largas terapias debido a secuelas, que en algunos casos, pueden permanecer para siempre.
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Sars-CoV-2 es un virus nuevo y la enfermedad que produce, Covid-19, también. Por lo mismo, los especialistas todos los días descubren nuevas características y también secuelas con las que quedan en los pacientes que han sufrido esta enfermedad y especialmente, en su forma más grave. Advierten, que es probable que varias de estas consecuencias puedan ser permanentes.
Hace tres meses, Jorge González (64) enfermó de Covid-19. Estuvo 15 días hospitalizado en Clínica Alemana, 9 de ellos en la Unidad de Cuidados Intensivos. Cuando tuvo el alta, tenía problemas de equilibrio y debió estar un mes en rehabilitación. Hoy cree estar a un 90% de la capacidad que tenía antes de contraer el virus.
Carolina Gallardo (27) enfermó en abril y si bien pasó toda la enfermedad en su casa, con mucho dolor y dificultad respiratoria pero sin requerir oxígeno, casi cuatro meses después, cuenta aún se siente cansada y que pese a ser deportista y entrenar tres veces a la semana en el gimnasio, todavía no es capaz de completar 45 minutos en la bicicleta estática. “Me canso mucho, pero de a poco he ido superando el tiempo de pedaleo, pero me da susto no poder hacer las cosas que hacía antes”.
Con el paso del tiempo y la descripción de más casos, los médicos están aprendiendo que la enfermedad deja secuelas. Todavía es temprano para determinar qué se puede recuperar y qué no, considerando que los primeros contagiados tienen recién siete meses tras el alta. Pese a esto, ya hay varios aspectos claros.
Secuelas neurológicas
Esteban Basáez, neurólogo de adultos de Clínica Las Condes, dice que desde el punto de vista neurológico hay una infinidad de complicaciones, muchas de ellas relacionadas con infartos cerebrales en personas jóvenes que a causa de la inflamación producida por la enfermedad tienen un infarto con compromiso de una gran extensión de superficie y encefalopatías con alteraciones de memoria y orientación de tiempo y espacio.
“Pareciera que todo esto es propio de la enfermedad y no está relacionado ni con los fármacos que se utilizan ni con el tiempo que han estado intubados. Se ha visto mucho pacientes que evolucionan rápidamente, pero siguen estando con debilidad muscular y cuadros de atrofias que podemos asociar a virus y la inflamación que este causa que permanece por semanas o meses”, explica el neurólogo.
El especialista, advierte que no existen pacientes a los que se haya seguido por más de un año tras la enfermedad para tener una claridad respecto de la recuperación de estas secuelas, pero hay algunos casos en los que tras un examen de resonancia magnética, se puede ver claramente daño en el cerebro que no se recuperará.
“Los pacientes que quedan con secuelas definitivas son los que se ve daño en la resonancia. Son lesiones visibles que no se recuperarán. Son en su mayoría personas jóvenes que hicieron una evolución más grave. Está descrito también, en pacientes de España, por ejemplo que hubo un gran aumento de infartos cerebrales que involucraron grandes vasos sanguíneos en personas previamente sanas de 40 o 50 años”, indica Basáez.
Problemas cardíacos
El cardiólogo del Centro de Enfermedades Cardiovasculares Clínica Universidad de los Andes, Dante Lindefjeld, explica la enfermedad deja secuelas en pacientes que tenían una enfermedad cardíaca subyacente que se exacerba y también en pacientes que no tenían antecedentes y que terminan con complicaciones posteriores.
La experiencia señala que algunos pacientes quedan con miocarditis (inflamación del músculo cardíaco), pericarditis (inflamación de la bolsa que recubre el corazón), infarto agudo e insuficiencia cardíaca crónica. y arritmias (por inflamación y también por los medicamentos que se emplean).
“La inflamación sistémica que produce el virus, puede generar reacciones exageras de respuesta inmune en el cuerpo que termina dañando el pericardio. Aún no sabemos si es efecto directo del virus o está relacionado con la respuesta inmune. La inflamación puede afectar el músculo cardíaco, en él hay receptores de la enzima ACE2 es que la puerta de ingreso del virus. Es probable que por esa relación se produzca la miocarditis, se inflame, no se contraiga bien y dependiendo del daño y la cicatrización posterior del músculo cardíaco, el paciente termine con una insuficiencia cardíaca crónica”, explica Lindefjeld.
Tras la enfermedad, el organismo mantiene un estado protrombótico, por lo que el riesgo de desprendimiento de coágulos (tromboembolismo pulmonar o cardíaco), persiste.
Fuente: Diario el mercurio